Capítulo 666 – Luz, cámara, Ucrania

Ahora queda Abel.

Sospechábamos que el Ucraniano volvería a deleitarnos con algo magnánimo, épico y crudo; a la altura del derrocamiento anímico de Pepe Luí.

El Ucraniano será una bestia inmensa y diabólica; pero lo suyo, lo hace bien y rápido. Prepara bien las remolachas, camina a buen ritmo en la nieve, guarda bien los secretos, tira bien con rifle y, por sobre todas las cosas, es excelente anfitrión e invitador.

Hizo uso de su flamante American Express Corporate de TGM S.A. y nos invitó a todos, incluyendo a Abel, quien no reparó en aquel detalle.

Le metió burundanga al trago de Abel y lo llevó a las oficinas de Construx. Le hizo enviar e-mails, firmar los mil acuerdos, enmiendas, actas, arreglos directos, transferencias, coimas, side letters, órdenes de compra, etc., etc., etc., lo cagó un poquito a tortazos y lo dopó con 6 tabletas de prozac.

Si hay algo mejor que tener a un boludo con poder de firma agarrado de las pelotas, es tener a un boludo con poder de firma drogado.

Al día siguiente, envió a Buenos Aires la renuncia de todos, incluyendo la de Abel, quien no reparó en aquel detalle.

3 comentarios:

Madame Lulu dijo...

muy importante el punto de las remolachas para ser buen anfitrión. Buen viaje

Anónimo dijo...

atenti con la remolacha que pinta los labios y uno queda como un trava toda la tarde

fernandes dijo...

Las remolachas son un tema tan difícil como el protocolo, Madame.

Afortunadamente conseguí upgrade y no tuve que viajar en clase proletaria. Un placer la horizontalidad en el aire.

Anónimo, moderesé, por favor. Hay damas.