Capítulo 51 – Un paisaje monótono

El viaje se hizo tedioso por dos cosas: las curvas y el miedo.

¿Qué recomienda el manual de HSSE sobre un mano a mano con secuestradores? ¿Y qué establece la ISO 9000 al respecto del trato con guerrilleros? ¿Qué sugieren los garúes de las negociaciones en sus seminarios en el Hilton, si todo se va a la mierda y se debe dialogar con un chumbo sobre la mesa?

Los manuales aniquilan el instinto y en Puerto Madero no hay consecuencias.

Nos subyuga un miedo de naturaleza similar al de un examen final; aunque más agudo y más onírico. El día previo, las obsesiones, las cábalas, repetir mantras en voz alta y apostar contra uno mismo: “si el próximo auto que nos pasa tiene patente impar, nos masacran”, “si la próxima vaca que nos cruzamos es un cebú, rescatamos al Gordo”, y así. Sentado atrás, mirando por la ventana la monotonía tropical, transitando el corredor de la muerte en un Torino, con el estómago revuelto, inapetencia, sudor en las manos y fantasías recurrentes. Necesito un cigarrillo, mear, o no se qué, por favor paremos. No es sed, no es hambre, no es nada. Paremos, please. En serio.

Por hacerte el héroe, vas a pasar el resto de tus días en cautiverio. Por hacerte el héroe, vas a pasar el resto de tus días en muletas. Por hacerte el héroe, vas a pasar el resto de tus días en una silla de ruedas. Por hacerte el héroe, vas a pasar el resto de tus días comiendo por un tubo. Por hacerte el héroe, vas a recibir un tiro en la nuca.

Nos subimos al Toro sin preguntar, en un acto de fe. ¿Tenemos un plan? No, por lo menos nosotros, no. Todo está en manos del Gaita y de nuestro propio Jesús Cordobés. Nosotros vamos a hacer el aguante. ¿Y quién va a negociar, sino? ¿El hombre-berenjena de HSSE? ¿Abel, ese parásito farsante y cagón? Ni en pedo. Si lo matan al Gordo, al menos no dejaremos todo en manos de unos improvisados. ¿Y las autoridades? Después de los circos mediáticos en torno a los últimos rescates y el autobombo de Santos, la guerrilla no quiere saber nada con las autoridades. Bala en la nuca y a otra cosa.

Respiremos hondo. Tranquilidad, tranquilidad. Respiremos hondo. Todo va a salir bien. Esto es un juego, esto es un juego. Tené fe, tené fe. Todo va a salir bien. Dios, Diosito, te juro que si salimos bien de esta me tatúo a la Virgen María en el pecho. Tranquilidad, tranquilidad. Respiremos hondo. Si el próximo vehículo que pasa es un camión, termina todo bien. Un auto, la puta digo. ¿Ahora, si? Auto de nuevo. Tengo ganas de mear ¿Dónde está el baño? No, no tengo ganas de mear. Son los nervios. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Y si me quedo acá? ¡Todavía tengo la chance! ¿Y si dejo todo en manos de…?

¡Bip, Bip!

"Dale, hermano, que tenemos que llegar antes de las 10 para encontrarnos con el Gaita."

Ya fue. Que sea lo que Dios quiera.

5 comentarios:

Orlok dijo...

Si vas por la selva Colombiana en un toro, nada malo te puede pasar. Ese auto es una nave. Debiera haber algun "genio" del marketing que saque una nueva versión del toro (el new toro), así se lo compran los yupis mientras los seguidores de pappo siguen andando en el toro classic.

María dijo...

Cambio el % de ficción..... fue un cambio oportuno?

fernandes dijo...

No se si oportuno. Sí necesario. No me parece correcto mentirle al lector.

Una crónica no es un cuento, ni un cuento una crónica.

Aunque algunas veces se mezclan. Por ejemplo: "Pánico y locura en Las Vegas".

Madame Lulu dijo...

el mantra traicionero del héroe es genial

fernandes dijo...

Son los espontáneos mantras del miedo, por eso hay que contrarrestarlos con mantras buena onda.