La cena es el ámbito para la catarsis, luego de un agotador día luchando contra Zombies… Cita obligada de todas las noches en nuestra morada: el Palacete.
Como era de esperar, la división de RRHH de Construx nos dejó en banda y tuvimos que buscar casa nosotros mismos. Vida de Hotel no se podía, porque representa un gasto inadmisible según la empresa. Para ahorrar esfuerzos, Murdock, el Ucraniano, el Gordo y yo buscamos un depto grande donde parar todos. El Jefe vino en otro plan: lo expatriaron. A nosotros no; somos tristes nómades, hombres sin tierra… gitanos desterrados viajando entre Bogotá y Buenos Aires for ever and ever and ever and ever.
El Gordo, hábil negociante, se puso el equipo al hombro y consiguió una casa de 800 m2 cerca de la "Zona T" (una especie de Palermo Belgranesco de Bogotá). La biblioteca es obscena, cada uno tiene su claustro y aplicamos el comunismo en la casa.
Sentimos que la nación gitana nos admitió como cuatro nuevos miembros; porque la convivencia prolongada de mucha gente (parcialmente) desconocida bajo el mismo techo gitaniza las relaciones humanas, los modos y las estrategias de supervivencia.
Los códigos los dictamos nosotros y nos sentimos honrados de ser zigeuners.
2 comentarios:
brother, esto es tremendo, acá hay material para una linda novela eh quién te dice, capaz te ganás el premio planeta clarín anagrama, no sé, alguno y no tenés que pisar más bogotá salvo para comprar vicios al x mayor
Gracias amiga!!
Ya tengo bastante material y esa es mi idea.
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