Capítulo 53 – Charlas de aguantadero



La posada era (en realidad) una despensa y la despensa (en realidad) es un aguantadero. Le sacamos esta foto desde el Toro, cuando llegamos.

En 48 horas volvían los Socios del Toro.

Entre su partida y su llegada organizamos un par de cosas, hicimos algunos llamados, Murdock blanqueó que andaba calzado (sólo Dios sabe de donde sacó la/s matraca/s) y entre el Gaita y el Toro delinearon un plan. Con el Ucraniano, sinceramente, estábamos un poquito pintados.

El Gaita nos contó cómo viene la mano por acá. Varias cicatrices tiene en su haber y ya perdió algunos seres queridos por haber dejado los rescates en manos de inútiles. Aprendió de la misma manera que lo estamos haciendo el Ucraniano y yo: observando y callando.

Detrás de un secuestro hay pueblos enteros. La identidad del entregador es un secreto a voces; al igual que el precio de venta de la víctima. Hasta que llega a manos de la guerrilla, hay muchos intermediarios y bastante repartija. Existe un mercado, ventas y reventas, oferta y demanda. Es importante actuar rápido, para evitar que la víctima sea transferida a los grandes mercaderes. Los Socios del Toro conocen bien este negocio; aunque no sabemos si es por combatirlo o apoyarlo. Sólo sabemos que saben. Se nota que al Gaita no le cabe laburar con ellos, pero es lo que hay.

Algunos viven “experiencias místicas”, largan todo y cambian radicalmente su vida. El Cordobés es medio parco y no da para preguntarle aquello que no cuenta espontáneamente. Contó cómo llegó a Colombia y cómo zafó de prisión (incluso de la muerte) cuando el Torino se le plantó y no hubo manera de arrancarlo. Pero cuesta creer que haya interpretado esto último como una señal divina. Debe haber algo más. Seguramente la respuesta esté en su pecho.

¿Y el Gaita? ¿Qué necesidad tendrá de arriesgarse por un extraño? ¿Qué tendrá que purgar? ¿Qué estará…

La llegada de los Socios del Toro interrumpió la charla y las meditaciones.

Golpes desde el baúl del auto.

“Cumplimos contigo, hermanito. Podemos ir en paz.”

3 comentarios:

Orlok dijo...

El gordo o un rehen que sabe? si es un rehén que le corten los dedos hasta que hable!

fernandes dijo...

Mmmm... se le fue la mano al encuestador.

Madame Lulu dijo...

ay no, los dedos no