Capítulo 15 – Los Subcontratistas Fantasmas

Pegamos buena onda con uno de los Corsarios, el Gaita; una mole de dos metros que en otra época fue caza guerrilleros. El único que lleva la obra con buen ritmo. Un gran tipo, más allá de sus métodos. Al contrastar el feudo del Gaita con los demás frentes de obra, queda claro que se requiere superioridad física y mental para dirigir una horda de marginales.

Estábamos cagándonos de calor en la capital mundial del Vallenato, Valledupar (Valle-del-Cacique-Upar, una ciudad parecida al Hill Valley del presente alternativo de Volver al Futuro II). Ya era bien tarde y el Gaita pidió la segunda botella de Old Parr. Me guiña el ojo y me dice “este es el Valle de Old Parr, jeje”. Gran anfitrión y gran pirata de novia en cada puerto tener; conocido por lo rápido que terminaba obras y por su adicción a las situaciones complicadas. En esta se lo ve preocupado, siente que no tiene pleno control del trabajo. Lo desvelan los Subcontratistas, le cayeron de arriba, no son aptos y no le dan bola.

Le extrañaba mucho que Machiaven hubiera decidido subcontratar gran parte de la obra, en lugar de realizarla con sus propios recursos y personal. El amigo Corsario ya había trabajado para ellos en muchas oportunidades, pero antes del reinado del cocainómano impresentable. Percibía algo raro… aunque no tan raro: un currito de Mr. Coke, que ya conocíamos todos desde antes de ganar el contrato. El mayor inconveniente operativo es la bipolaridad de la oferta: o encontrás asesinos desquiciados que dinamitan montañas y queman poblados con tal de terminar su trabajo, o encontrás vegetales mal reanimados que no tienen ni la intención ni la capacidad de terminar nada. Lo delicado se da cuando el comienzo de una tarea del asesino desquiciado depende de la finalización de las labores del vegetal mal reanimado. Por ejemplo: si el vegetal debe terminar de elaborar una losa de hormigón armado para que el asesino pueda apoyar un tanque de 10 toneladas y soldarle unas conexiones; lo más probable es que tengas al asesino poniéndote el gancho de la grúa en la nuca y volviéndote loco para que apures al vegetal.

Difícil seguirle el ritmo al Gaita, que estaba más duro que Iron Man. Yo ya estaba bastante entonado y el Gordo no daba más.

2 comentarios:

Marie dijo...

te digo algo, hermano, leíste Bajo un sol tremendo, de Carlos Busqued? libro que vengo recomendando a troche y moche
algun personaje, alguna situación de tu viaje me hacen acordar a este libro

fernandes dijo...

Gracias por la recomendación, amiga. No lo leí y lo tendré en cuenta.

Volví del road trip por las obras y hoy a la noche colgaré algunas fotos muy pintorescas.