Como de costumbre, el señor viernes se fuma las últimas dos horas de la tarde y ni te avisa.
A las 6:00 PM de un viernes lluvioso no encontrás un taxi ni en pedo y en ese conchudísimo horario teníamos que estar en la reunión íntima de camaradería que organizaba el Cholo y el gerentito de administración (alias -entre nos-: Ave del Paraíso, Pavo Real, El Suave) en la flamante oficina de Construx.
Obviamente salimos cagando y le garcamos el taxi a algún Zombie precavido que lo había llamado oportunamente. A pesar de la repentina suerte, el Gordo Apocalíptico deslizó que esto terminaría mal.
El tráfico es muy denso y la veda de patentes (cuyo nombre local -y más suavecito- es “Pico y Placa”) no da abasto. Entonces optamos por abandonar al simpático tachero en el medio del más atroz quilombo de tráfico (cuyo nombre local -y más delicado- es “Trancón”) y continuar a pie.
Por fin llegamos y, como era de esperar, el Wild On Cholo era un embole bíblico.
El Gordo, el Ucraniano y yo tuvimos que animar la fiestita. Murdock, ausente, estaba en una de las obras. Venía medio puesto (con un poco de shit que el Cordobés llegó a darme al mediodía) y me puse a dibujar caricaturas de todos en el pizarrón, el Gordo me bardeaba para que la gente se ría y el Ucraniano pasaba música balcánica para darle un toque remolachescu al evento. El Turco se colgó y puso un video de Phil Collins (que no me lo banco, pero al Gordo le gustó y lo respeto con toda mi estirpe).
Dios es piadoso y el evento fue acabando pronto, el Cholo estaba medio bodega y nos quería llevar a todos en su Hummer -floja chata pegó el hijo de mil puta-. El Turco, su mujer y el Turquito se fueron en taxi, a los efectos de salvaguardar la integridad familiar; en cambio, nosotros nos subimos a la Hummer del Cholo para ver qué onda.
El Cholo la puso en marcha, hizo rugir el 6.2 V8, el Ucraniano puso Turbo Folk y pasó lo que tenía que pasar, pá.
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