Capítulo 57 – Volviendo del Carajo

Viaje relámpago. Rescate frustrado. Entierro consumado. Nos fuimos y ahora volvemos; con las manos vacías y el recuerdo de nuestro amigo en cada rincón. Ansiedad devenida en frustración. Siete días muy agitados, extenuantes mental y físicamente. Siete días para el olvido.

Alabama me despidió en el aeropuerto de Santa Marta y se marchó para su frente de obra. El viaje fue terrible: tormenta eléctrica ya inverosímil, más una descompostura infernal que comenzó en la sala de embarque. (El cabrito, supongo). Sentí mucho frío y mucho miedo. Me tomé media botella de whisky para relajar y matar todos los bichos. La purga Wayúu fue tan feroz como la resaca del viaje místico. Pesadillas de guerra, lobos, tótems, cocaína, guerrilleros y Orlok. Lejos de mejorarlo, el alcohol empeoró el cuadro. Pasé la primera mitad del viaje retorcido en el miserable asiento de Economy, y la segunda mitad en el baño del avión. Inconscientemente busqué el suplicio físico para aplacar el mental, la diversión para soslayar el duelo, pero nada funcionó. Me sentía atormentado y dolorido, profundamente deprimido y desamparado.

Murdock y el Ucraniano dormían. Todo estaba como lo habíamos dejado. Llegué al Palacete hecho mierda y nervioso por el regreso a la oficina. Obsesionado con las explicaciones de todo esto al Cholo y a Abel, con el laburo pendiente, que se acumula y nada detiene su marcha, ni una muerte ni una depresión. Ansioso por sentarme en la mesa y elucubrar tranquilo la farsa para disimular todo lo que no puede contarse. Los excesos. Los errores. Tapar todo, negar todo.

Dando vueltas en mi mente se quedó la mano negra del cocainómano impresentable… La peligrosa inocencia (o boludez) del Cholo y de Abel, también. Hijos de mil puta.

Agarré el celular y revisé el directorio telefónico. El número del Gordo, puta digo. No lo borré, al igual que el de todos los seres queridos que se fueron; porque eso, por segundos, me permite imaginar la posibilidad de llamarlos, o de mandarles un mensaje. Lo hice y le pregunté qué quisiera que hagamos.

¿Qué querés que hagamos, Gordo?

Le mandé la pregunta y me fui a dormir con la esperanza de encontrármelo en un sueño.

A la mañana siguiente desperté con un libro de historia americana bajo mi mano izquierda, uno de los tantos que el dueño del Palacete había dejado y el Gordo solía hojear para hacerse el sabio; marcado en la página 97.


Creer o reventar.

12 comentarios:

Madame Lulu dijo...

yo llamo a los muertos pero cuando atienden el teléfono y me piden que deje un mensaje, corto.
Que grande el Gordo dirigiendo desde el más allá.

Orlok dijo...

Nada peor que la depresión en un aeropuerto y luego en el avión. No hay como distraerse, es imposible escapar. Excelente descripción.

Me gustó mucho lo del celular. Borrar el contacto del teléfono es un segundo entierro.

fernandes dijo...

Madame: Primero había pensado en el juego de la copa y por un momento pensé que me respondería al celular; pero finalmente se dio así. Tal vez esté todo en mi cabeza.

Orlok: El peor viaje que tuve fue volviendo de Bolivia con un abogado amigo. Tres horas de demora, una turbina rota y una descompostura tipo "El Exorcista"

Anónimo dijo...

...te veo venir, y me froto las manos...
Ah, lo del Cholo: Boludez.

Madame Lulu dijo...

Espero que haya disfrutado su vuelo, gracias por volar con nosotros, suya, Madame

María dijo...

Qué días, qué regreso! qué regreso del regreso!

fernandes dijo...

Si, muy turbulentos.

Estamos tramando algo serio, así que tuve que cambiarme el nombre.

Orlok dijo...

Está muy bien, "Hermano" era muy genérico. Me cae mejor Joséle.

Y ponete a laburar. Orlok quiere saber como sigue. Quiere saber si el gordo quiere que sus compañeros carguen contra los zombies con motosierras. Eso el lo que Orlok querría.

La "verificación de la palabra" que me tocó es flated... que es el pretérito perfecto inglés del verbo flatular.

fernandes dijo...

Y este nombre qué te parece?

Orlok dijo...

Si me autoriza a comentar sin fundamentarme, me gusta más Joséle.

No le distingo tintes holandeses en su prosa. Ud. es demasiado violento para ser holandés. Y no se sienta ofendido porque lo llame violento. Si prefiere, le puedo decir que Ud. es sanguíneo.

Por otra parte, puedo decir que los ingleses son agresivos porque son jodidos, los alemanes por soberbios, los españoles por brutos y los italianos por calentones; pero los holandeses son unos boludos

(disculpen si ofendo a alguien)


JAJAJA "verificación de la palabra": "MANISIN"

Hoy el "random" despertó con un excelente humor.

fernandes dijo...

¿Y si le dijera que soy mitad siciliano, mitad gallego?

Confieso que las dos veces que casi me agarro a piñas fuera de Argentina fue en Holanda y en Ucrania.

No se si serán tiernos o duros, sólo se que son enormes.

Y con respecto a Holandeses agresivos, la historia cuenta que en Sudáfrica hubo bastantes.

Orlok dijo...

Es cierto... probablemente no haya un país en el mundo que no tenga HDPs. Pero futbolísticamente los holandeses son unos paquetes. Tres finales truncas! Los ingleses aunque sea afanaron una. Que se aviven.

En mi caso, por un lado debiera ser sangre escocesa, pero por reiteradas aplicaciones del "prima nocte" a lo largo de los siglos, también tengo sangre inglesa; y por el otro lado, tanos. Hay también una bisabuela andaluza y otros irlandeses. Pero no festejo el día de San Patricio poque me parece una conspiración del marketing contra los pavos.

En resúmen, es una variada mezcla de polvos.