Capítulo 35 Bis – Suplicio
(Del lat. supplicĭum, súplica, ofrenda, tormento).
1. m. Lesión corporal, o muerte, infligida como castigo.
2. m. Lugar donde el reo padece este castigo.
3. m. Grave tormento o dolor físico o moral.
Nuevamente se apareció el Gordo en un sueño y me mostró cosas…
Me había mandado varios e-mails tratando de ubicarme, yo tenía la computadora apagada; entonces irrumpió en mi oficina con una patada. Quería revelarme algo que pasó en alguna realidad paralela que no es esta, pero que podría ser perfectamente. El Gordo sigue apareciendo, sigue estando ahí, pero sólo lo encuentro en el subte onírico. Se quedó ahí abajo, viajando en otro plano, rescatando cosas de otros eternos devenires, alertando.
Esta vez me llevó a una antigua plaza de piedra y señaló hacia una multitud que rodeaba una picota. Horrenda multitud de lasciva apertura ocular, secreteando con un ridículo histrionismo renacentista, escupiendo, insultando y riéndose descaradamente del reo.
Tan rancio era el hedor de la muchedumbre, que preferimos mirar el espectáculo desde lo lejos. El Gordo no pronunciaba palabra y miraba la escena con los ojos bien abiertos, al borde del llanto. Se frotaba el mentón frenéticamente y sus músculos maxilares se tensaban intermitentemente. No llegábamos a ver nada en concreto, pero el Gordo sabía perfectamente lo que pasaba.
En un momento todo se termina, la multitud se dispersa y se dirige a los puestos de comida, para atracarse como cerdos.
La picota quedó sola, el Gordo me hace un gesto y nos acercamos.
En el suelo, un cuerpo decapitado; en lo alto de la columna, la cabeza del Turco.
1 comentario:
Malditos zombies! les rompería la cara, pero son tan patéticos; arrastrando sus mocasines al ritmo de "que pena con Ud. señor".
Publicar un comentario